miércoles, 23 de abril de 2014

Firmas amigas I (Una Semana Santa distinta)

Sin más preámbulo, paso a presentaros un texto que ha escrito mi amigo Miguel Pereira ( @Srcaiman92 ). Veterinario, taurino, gaditano, carnavalero "por la gracia del sur", canelita en rama.

Ante mi llamada para pedir firmas, textos y broches a este año cofrade, acudió raudo y veloz. Aquí su texto y sus impresiones, espero que sea del gusto de todos los lectores. Públicamente le agradezco a Miguel el rato dedicado.



UNA SEMANA SANTA DISTINTA
Un gaditano llamado por el estruendo del tambor y el bombo se atreve a escribir este humilde post para un amigo, que las redes sociales quiso que compartiéramos aficiones. Intentaré explicar lo que se siente en una Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional y que demasiada gente no la conoce.
Si tuviera que describir cómo es la Semana Santa maña con dos adjetivos sería… peculiar y variada. Una semana cofrade variada, diferente a lo que se ve por televisión, una semana donde el tambor y el bombo toman las calles y anuncian a su paso la Pasión de Cristo, pero que tiene tantas singularidades y momentos mágicos que se quedan en tu retina y corazón que te hace volver año tras año.
Lo primero que destacaría es la rapidez con la que ha crecido esta Semana Santa tal como la conocemos, ya que este año se cumple el 75 aniversario de la introducción del bombo y tambor por parte de Las Siete palabras, pero no va hasta los 80 cuando empezó a crecer potencialmente hasta nuestros días, hasta los 15000 cofrades y 5000 en sección musical. y aumentando.
Puedes ver pasos llevados a hombros, pasos llevados por ruedas, en su gran mayoría, que tiene su origen en una huelga de cargadores, así que lejos de los que muchos critican como “vaguería” tiene su razón histórica y que le da un toque aún más singular a Zaragoza; e incluso se pueden ver pasos llevados a costal, al más puro estilo sevillano. También varía la forma de guardar el anonimato, desde el tercerol hasta el capirote (que por si alguien no lo sabe, tiene la forma de cono, para así aproximarse más al cielo) que fue copiado de Andalucía, por la famosa cofradía de La Piedad cuando realizo su primera estación de penitencia.
Hay momentos muy íntimos como la cofradía del Silencio o las carracas sonando por el puente de Piedra del Ecce Homo. Y predicación mucha predicación hasta llegar a ver como debajo del paso hay un altavoz donde enchufar un micro y describir los 7 dolores de la Virgen.
La Semana Santa de Zaragoza te encoge el corazón, cómo estar el Jueves Santo en la plaza de la Justicia totalmente rodeado por tambores y notar como retumba el suelo, crujen ventanas y te estremece el estomago y el corazón. O ese momento del encuentro del Miercoles entre la Virgen de los Dolores y Jesús camino del calvario, donde en un marco incomparable con la basílica del Pilar de fondo, se encuentra Jesús con su madre, antecedidos por un sequito de cofrades recordando a una entrada medieval, todo comienza con un abrazo entre los dos hermanos mayores, y con el pique entre los bombos mientras se acercan. La plaza del Pilar llena, imposible no emocionarse.
O también impregnarte de incienso en la calle Alfonso I, mientras varias cofradías se van cruzando, haciendo de Zaragoza un clamor de ruido. Y entre tantas cofradías, puede chocar que pasas de una con el toque más clásico y solemne posible, y la siguiente con un toque mucho más alegre e incluso me atrevería a decir que bailable, en la variedad está el gusto.
No nos olvidemos de otros momentos mágicos, como la salida de la Verónica por la Iglesia del Carmen, en esas cortas escaleras, o como el estruendo pasa a piano-piano cuando se cruzan con algún hospital…O como una misma cofradía puede realizar procesiones totalmente distintas en una misma Semana Santa haciendo dos y hasta tres salidas procesionales.
Zaragoza cuida la cantera maravillosamente, dándole su sitio en la cofradía a los mas pequeñines, y que portan orgullosos su tambor o bombo, así es como se realizan las cosas, estando orgullosos de ellos y haciéndoles protagonistas y especiales (ya podrían aprender otros sectores…) La sonrisa te sale sola al ver la ilusión que reflejan en sus caras.
Yo, personalmente, si me tuviera que quedar con mi momento de esta semana, sin duda es la salida de la Hermandad de la Eucaristía de La Seo, la pasión que le ponen sus cofrades, sus costaleros, acompañando su sufrimiento, aportándoles agua en su camino, y con unos andares que de progresar así poco tendrán que envidiar a Sevilla. Y también, con una péquela representación de bombos y tambores, como debe ser manteniendo la tradición e idiosincrasia de cada lugar, esto no es Sevilla y no lo debe ser, así que olé por ellos.
Así pues, creo que he mostrado que es una semana para vivirla, sonde hay para todos los gustos, donde cada callejón te puede aportar algo, que te estremecerá seguro y que las imágenes tienen su culto y su gran patrimonio artístico aún a parecer para algunos lugareños que sólo importa el tambor y bombo.
Después viene a procesión del Santo Entierro, el Viernes Santo, donde todas las cofradías participan y desfilan una tras de otra, una oportunidad única para poder verlas todas, y ver representada la Pasión de Cristo completamente a partir de las imágenes que se procesionan. La mayor aglomeración de bombos y tambores de España y la procesión más larga también, una cita obligada para cualquier español que le guste el mundo cofrade.
Un afectuoso saludo y nos vemos el año que viene disfrutando de nuevo por las calles de Zaragoza.


jueves, 17 de abril de 2014

Pajarito y alertas

Espero que llevemos la semana de pasión con ilusión. Como veréis, estos días son de ir de un sitio a otro buscando nuestras procesiones preferidas y nuestros detalles históricos. Para ello, os pido seguir la cuenta de twitter del blog  @cirioycirineo y  animo a acompartir fotos y detalles.

Saludos, y disfrutad!!

jueves, 10 de abril de 2014

Gota a Gota

El cirio de cualquier color se consume lentamente empujado por una latente llama que mueve la ligera brisa. Calienta la cera hasta que licúa una gota que diciendo adiós a su todo salta al vacío. Otras quedarán agarradas a la barra formando extrañas formas, otras pasarán a formar una genial bola de parafina en las inquietas manos de un párvulo nazareno,otra se agarrará a la fina y cara tela de la capa, donde sólo saldrá con estraza churrera o pescatera. Pero nuestra amiga se ha librado, salta sola y se le hacen eternos los escasos dos segundos sueltos en el aire incinesado. Y cae en el adoquín frío y oscuro que le recibe sediento, como el señor que allí lo calzara. El golpe no le duele, se sabe historia. Cae encima de otra gota congénere, de otro color, de otra advocación y probablemente de la misma casa salieran. Tiene suerte que un zapato no la pise todavía fresca y se la lleve lejos evitando así toda posibilidad de descanso eterno. Pero no sucede, allí queda en el gris e inerte bloque de piedra antigua. Mira a su alrededor, confirma su sitio y se queda mirando como su familia cirial se aleja al paso de los sones de una cadena. De repente deja de ver las luces y el nervio recorre su cada vez más reseco cuerpo, miedo. Sucede que pasa encima de ella el esparto de cincuenta suelas y más arriba el armatoste, y más allá, cerca del cielo, un Cristo. Se seca de placer, apenas siente que ciento veinte zapatos musicales  pasan por encima de ella sin hacerle daño ya, incluso varios tacones finos como el pabilo que la amamantó. Y esta gota se queda allí, haciendo historia, como decimos. Pasarán ruedas de coche, ligeras bicicletas, huracanes, tormentas del servicio de limpieza, un indignado caerá a su lado y la mirará apenas unas milésimas de segundo, dos desheredados pelearán por un poco de vino unos metros más allá, seguro que no habrá canicas de niños que resbalen por su lomo ya, y la nieve del frío invierno le servirá de manto sucio, la ciudad cantará sus cuarenta en el suelo donde duerme nuestra amiga.

Y así se suceden los momentos de esa gota de cera que se cayó al suelo, y que con los calores de la primavera ve cerca derretirse y volver a escuchar de nuevo aquellos sonidos y colores que fueron parte de ella misma, y que comparte con otras vecinas de suelo que inmemorialmente tienden la ropa en la parcela de al lado y esperan ansiosas cada año que llegue ese día, anhelando que no se las lleve el tiempo, sintiéndose vivas debajo de la costra, formando parte del mismo universo.