martes, 27 de febrero de 2018

El hábito del hábito. Apuntes de Vestimenta I.




Abres el armario de par en par, desempolvando un año entero, y los ojos agudos saben donde dirigir al resto del cuerpo en busca del tesoro.

Ese tesoro que huele a incienso, adherido a la trama y a la urdimbre como la imagen de Dios a la Síndone .


La tela de algodón desliza desde los hombros  sin prisa, agarrándose al pantalón, o a la camisa, y la define bien quien tiene hábito de ponerse el hábito. Hasta donde la cultura lo exigiera. Teñidas en las tenerías las túnicas de vivos colores, si  con cenefas de polis, griegas; si anchas y ornamentadas, atadas, romanas.  Si inconsútil, de Cristo. La que le regalara Pilatos para escarnecerse.


El cíngulo es doble, trenzado, suave. Se ata al lado con dos nudos que hacen las expertas manos nudosas por la edad. Cae. Al final una borla define al cordón. Lleva otros nudos a lo largo, recordando el flagelum con el que azotaron a Jesús. Cuerda nueva o antigua que ata y une. Cuerda para atar prisioneros o atar esclavos, para atar caballos y asnos. Cuerda a la cintura o al cuello. Esparto, seda, lino, lana, agave.


La medalla al cuello prendida, la oración aprendida, el antifaz planchado lleno del caperuz puntiagudo que vistieran por vez primera en el siglo XVII los antiguos penitentes de Letrán y la Hiniesta de Sevilla (Véase el glorioso diccionario cofrade de Carrero Rodríguez) . Sevilla, la  Jerusalén de Occidente, donde los del Silencio, madre nodriza de las costumbres penitenciales , y de todo esto en si, ya vistiera a sus primitivos y pioneros nazarenos con pelucas de estopa y coronas de espinas.
Pañoletas, antifaces y terceroles que cubren la vergüenza del pecado.

Luego ya,  los zapatos limpios.



Gran Poder de Sevilla



miércoles, 21 de febrero de 2018

La Última Cena





Según la mayoría, el día de los ácimos fue un Jueves, previo al terrible "parasceve", y al Sabath.  Y según otros, no.  El día arriba o abajo lo marca la burocracia romana, su derecho, el Talmud, las traducciones, el decimotercer o el decimocuarto día de Nisán o lo que quiera el cordero. Si la casa era de José el de Arimatea, de Nicodemo, o de la madre de Marcos , se sabe que era de alguien conocido, ya que la prepararon según pedía el rabí.No es sencillo ponerse de acuerdo en tal o cual detalle, pero si que podemos afirmar con certeza que esa fue la última vez que cenó Jesús.

 Si es que cenó.

Lavó los pies de sus discípulos, y se reunieron los trece que infundarían pavor a los triscaidecafóbicos. La "dieta mediterránea" le llamamos ahora al lechal, los cereales, los aceites y el vino que corrieron en un ambiente que bien podía cortarse con cuchillo. Cuando solo uno en tal cuadrilla sabe algo que el resto no, se crea una atmósfera inerte, de desconfianza, que termina por explotar en acusación y revelando tal secreto.

Y así, sin más, la historia nos deleita con la grandeza del más pequeño y humilde de los hombres. Y hace esa noche hombre al Dios mismo. Quien partiendo el pan sin levadura, lo dio a sus discípulos diciendo ... y luego tomó la copa más buscada de la humanidad, y dándosela de beber a sus discípulos dijo...


"Amaos los unos a los otros como yo os he amado".  Dice el hombre que sabe que va a a ser escupido, destrozado, vilipendiado, desprestigiado, insultado y todos los peores participios que contemplaba el hebreo.  Por ser bueno. Por no ser como los demás. Poniendo de manifiesto el gran pecado bestial y salvaje, el de eliminar al extraño. Un pecado universal capricho de la selección natural. Pero Jesús dejó para la eternidad el beneficio de la duda sobre si podemos o no amar al prójimo verdaderamente. Es más, nos lo pidió. En su última cena. Allí donde los hombres se funden con las mismísimas entrañas de la existencia.

En ese lugar se instauró la Eucaristía, la acción de gracias. En la primera iglesia de la historia. Donde se apareció al tercer día. Donde apostolaron a Matías, donde acudió Pedro al salir de prisión, donde se reunían los primeros cristianos para repartir el pan cada pascua. El cenáculo destruido en el siglo XI, liberado en cruzada. La iglesia de Sión, cuidada por los agustinos, restaurada tras una segunda destrucción, pasa a manos a los franciscanos, perdida en 1551. Hoy mezquita.

Y esa noche quedó reflejada en la historia del arte para siempre. Siendo el arte el mecanismo más bello y potente de la humanidad para transmitir y preservar. Para mí, mas que la saliva.
Dirán que hubo una mujer, será icono popular, la plasmará Buñuel con mendigos a la mesa de Viridiana...

Procesionarán impresionantes cenáculos por nuestras calles, como lo hace la magnífica Eucaristía de Zaragoza, de sevillanas maneras. De yema y alba. Dejando a los miles del Ebro con un nudo en la garganta a cada paso que rachean.
Disfruten de su apostolado de Navarro Arteaga en el Perpétuo Socorro, y siéntanse pequeños, como Aquél hombre.


Y si quieren, acérquese a Tierra Santa un poquito. en las islas donde los  cruzados que iban a liberar aquella primitiva iglesia madre de Los Apóstoles cenaban mientras esperaban el último viaje.

Viajen a Malta, a Qormi, y verán esta maravillosa tradición de Viernes Santo. Les resulta familiar?




sábado, 17 de febrero de 2018

La vida de los otros.




Lleva atados los cordones de las botas y el pelo peinado patrás.
No le quedan ya suelas en las botas, ni casi pelo.

Clarea y le calientan por fin la piel los primeros rayos de sol. Este es su momento favorito del día, antes lo lloraba mucho, demasiado. porque el sol le decía que todo era cierto y empezaba un nuevo día. Odio a querer que amanezca. Pero ahora se tapa de nuevo con la manta, que tiene una,  y se concede un ratito más. Como cuando era niño. fue niño, y ahora vuelve a serlo.
Los niños tienen el poder de jugar con el tiempo como si fuera plastilina, y él lleva un tiempo jugando con ese poder, que nadie intuye.

Algunos sapiens que le miden bien temprano no le dan buenos días, si quiera, por no despertarlo, se ve. Hay que ser educados.

Guarda sus cosas con celo, como una madre que pliega el ajuar de la hija. Manos a los riñones para estirarse, buen bostezo. Ve una ardilla acercarse. Le sonríe y saluda.  Él, no la ardilla , que esto no es Disney. No está mal el parque. Si observas bien. Aunque no veas bien. Un perro se acerca, que no te acerques, le dice el dueño.  Al de Asís se le acercaban así.

Y ya está en marcha de nuevo, otro día más, con su paso racheao, poquito a poco, y todos sus compañeros por igual. El paso decidido, firme y lento que les acerca al vaso caliente de café y al bollo.
¿ Quién no quiere desayunar calentico después de levantarse? Y su charla, y su dominó, y su bronca si hace falta con el amigo que lleva con el peridódico tanto que pareciera de ayer ya. Sus doce amigos, no conoce a más. Aunque allí sean docenas.

Entonces el largo caminar de su procesión, de sus estación de penitencia que no pidió, condiciona el peso de sus cansados hombros. Busca miradas que le esquivan, se siente invisible entre el bosque de cemento y plástico. Descansa entre los contenedores, el incienso de los tubos de escape le acompaña, y alivia el vapor que le precede. Se relame ante los escaparates de las pastelerías. Este niño sin calcetines nuevos simplemente pasa, o ya dejó de pasar. O espera paciente encontrarse con el Señor. Aquél que también vivió el desprecio de los suyos.

Ya le dicen los tobillos que es tarde, vuelve a parque, su huerto de olivos particular, a otro banco, a su sala de estar. El otro era el dormitorio, claro está.

Respira profundo viendo el caminar del rió, que es la vida, y termina en la mar.


jueves, 15 de febrero de 2018

Cinco Años no es nada




Aquí estamos otra vez, ya van cinco años.



"No ha llovido ná", dicen. Literalmente. Para desgracia para la piel de toro, y gloria de la piel de asno.

"Ya huele a incienso", dicen. Y se puede ver, en la exposición de San Cayetano 3., de Zaragoza. Originales fotografías sobre el humo santo que casi se mastica.

"Tiempo de silencio", dicen. Pero El Silencio retumba en el Joaquín Roncal , de Zaragoza.

"Quedan 40 días". Con sus cuarenta noches, las que debieran durar las emisiones radiofónicas, o podcast, que dice quien chanela moderno, de los amigos de Pasión en Zaragoza. Donde abren los ojales de los caperuces para que podamos ver.

"Un año de espera", se pasa pronto. Hay quien te lo pone fácil, coloreando tus desayunos y meriendas, de fotos y tazas con sonrisas, como si todos los días fueran soleados Jueves Santos.  #pasionzgz etiqueta, elige, visualiza, clicka, y si no lo entiendes, busca a Lara entre las cámaras, que ella te lo explica.

Esto y más por cuaresma en la capital del Ebro.

Hay un certamen de vídeo, para que veas, cofrade. El Sábado 17 en el Centro de Historias,  ...            que te lo pierdes.

Y mi amigo Pepe Lasala pregona su cruz arbórea para los necesitados con un arte insuperable y una fe a prueba de Trianeros.

Y las rutas cofrades , de Domingo y oro, pastorean a base de conocimiento a turistas y barrieros.


Aquí todos arriman el hombro, aquí todo el mundo canta bien, todos se pegan una pincelada de cante bonito cuando pinta hacerlo. Todos empujan el trono de las ganas, cuando las ganas aprietan y te Semanasantas encima.

Y no hablemos de la Sangre de Cristo y su exposición de azabache y nazareno. Que de eso hablaremos otro día y necesita un post entero.



Sí, amigos ,


Ya estamos aquí, un año más,
 y recordarlo quiero
 que falta el de la barca,
a quien como cada cuaresma,
 y el año entero,
maldita la parca,
por ti yo me esmero
a seguir con las cositas
a seguir con las cositas
que cuenta este humilde bloguero.





Fotón de Jorge Sesé, un Viernes Santo,  cuando las Siete Palabras se encuentran encerrando la Maravilla.