miércoles, 27 de febrero de 2013

Faja, Ponche y Humedad

                         Son las 17,23h de un miércoles. Quedan exactamente 25 días para el Domingo de Ramos.



A la espera de que la siguiente luna llena ilumine las múltiples madrugás, en un rincón quieto de mi casa imagino y recuerdo, con la suavidad del terciopelo, esos momentos que durante los años uno tras otro, van llegando y se van yendo. Como un Cristo. Al igual que Él, siempre se manifiestan en mi memoria, con y sin permiso.

Te limpias el azúcar de los dedos. Azúcar de los roscos al azahar aromatizados por la Yaya. De árabe tradición, como el salir a la calle en primavera. Y un trago más de ponche, macerado en árabe tinaja y movido por unas manos que saben de tierra,aceite y campo. Y un trago más de ponche. Y azúcar en el vaquero y en los labios. Es jueves Santo.

Suenan voces, humo, esparto y los rudos hijos se apremian a enrollarse en una pieza de tela, que de finura y delicadeza se trasviste en soporte y compañera, faja, y saco. Y son las 17 y veintitrés minutos. De nervio, tensión, risa, mirada y ponche. Acidulce, y de árabe tradición, como el juntarse en los patios en primavera.

Caja china

Y el silencio se hace en apenas unos minutos. Y esos hombres rudos, dulces e hijos, acarician con el esparto de sus pies el frío ya adoquín camino de la casa del hermano mayor, o de quien quiera serlo. Y en sus mentes y en la mía esperando que en sus frentes, y en la mía no se materialice otra humedad que el sudor. Ni en el suelo, ni en el manto de María Santísima de la Vera-Cruz.

Y pasa la madrugá, el sol entre nubes hace el esfuerzo de pedirle a los pájaros que despierte a esos dos, hijos, que llevan dos horas despiertos mirando al cielo como se abría camino rasgando la trágica noche de los cristianos.

De morado y esparto, de nazareno y oro. De kilómetros y kilos de ganas y entusiasmo y claveles rojos, como está escrito, se escribe la tradición de estos dos que os hablo. Y allá van, hermanos y en mano pañoleta ancestral. Un maestro en esto les dará la bendición, aunque ya la llevan. Y son las 10 de la mañana. Cuando a aquél se le ocurrió mandar para el Calvario al otro. Y en mis hombros, como el Cirineo, llevaremos tu peso, el de la Cruz, y el de los años de historia.

El peso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Torredonjimeno, en Jaén. Jaén, de árabe tradición y cristiana delimitación.



                                          Nuestro Padre Jesús Nazareno

Y así, al compás de la laguna, redacto las primeras palabras de este blog sobre la Semana Santa. Espero que podamos disfrutarlo. Y si puedo, soportaré el peso de mantenerlo actualizado. Con historias sobre nuestra pasión cofrade de todos los sitios de España.
Bienvenido, encienda su cirio, y síganos.



                                          Esio, maestro y mi tío.

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