lunes, 3 de abril de 2017

Medallas, Hermanos y palabras cedidas


 Tenía pensado escribir algo sobre la cremonia de imposición de medallas, y en la cual se me aceptó como Hermano del Descendimiento.

Lo curioso es leer a un hermano que también estuvo en esa ceremonia, y ha escrito algo en su Facebook que describe a la perfección, palabra por palabra, lo que allí sentimos.
No hay mejor manera que reconocerlo pidiéndole permiso para pegar esas palabras aquí, en Cirio y Cirineo, y de esta forma compartirlas con el mundo.

El Hermano Cofrade se llama David Mármol, y entre otras cosas, es un fantástico fotógrafo.

Gracias David, gracias Hermanos del Descendimiento.


Foto, David Mármol






"La medalla en mis manos pesaba demasiado. Puesto en pie, en el banco de la Iglesia pasan mil cosas por la cabeza.
¿Que hago yo aquí rodeado de extraños? ¿Seré digno? ¿Tendré fuerzas para llevar con orgullo el nombre de mi cofradia? ¿Me aceptarán con cariño o seré ignorado?
En definitiva ¿Es esto para mí?; cuestiones que estaban muy claras hace escasos minutos volvían a mi cabeza para atormentarme.
Miro a mi derecha y veo un hombre maduro; está tranquilo, sereno, paciente, me da fuerza verle así. Miro a mi izquierda y veo a una mujer joven con dos preciosas niñas; las tres felices, con ilusión y me hacen sentir alegría de compartir ese momento con todos.
Poco a poco se va desgranando la lista de nombres y de repente escucho el mío. La visión se me vuelve borrosa; se lo que hay que hacer. Me levanto y acudo delante del altar, voy como en una nube, siento pena por quienes no están a mi lado y una inmensa gratitud por quienes me han de acompañar en este momento único y especial.
Noto dos manos en mis hombros y levanto la pesada medalla y alzo la vista.
De repente veo la sonrisa sincera del cura dándome la enhorabuena. El abrazo y los apretones de manos del los dos hermanos que le acompañan y que también me felicitan.
Doy la vuelta de regreso a mi puesto y se va aclarando la vista, la cabeza se centra y de repente la pesada medalla que era una carga... cuelga de mi cuello con ligereza. Todos los pensamientos que nublaban mi mente ya no están.
Soy un hermano del Descendimiento, yo lo he elegido, siento que es algo bueno y que sin duda me hará mejor.
La medalla en mis manos era muy pesada, ahora, sobre mi cuello; la siento ligera y me da fuerza.
Al entrar he visto grupos de amigos, familias, conocidos en grupos... y me he sentido solo, pequeño. Al salir era distinto, era un amigo, un hermano, un conocido más.
Gente que no me conoce de nada se han acercado. Me han dado dos besos y me han dado la bienvenida; gente que no saben nada de mí pero que me aceptan, como uno más sin pedir nada y ofreciendo todo.
Gracias de corazón a TODOS por acogerme en esta familia."

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